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domingo, 20 de octubre de 2013

EL ESPIRITU EMPRENDEDOR


No. No nos vamos a referir en esta entrada a la reciente Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, a la que ya dedicamos otra entrada previa y seguirá alguna que otra crítica con su contenido.

Esta vez vamos a hablar de espíritu emprendedor o, dicho de otro modo, de la necesidad de las personas de ser avispadas, de rentabilizar el talento que tienen. Necesidad especialmente necesaria en los tiempos de crisis económica que padecemos en los que tenemos que salir adelante y CREAR, crear nuevas fuentes de ingresos, crear nuevos productos y servicios, poner en marcha las ideas que sin duda todos tenemos. Pero, sin olvidar que esa creación debe tener un dueño y debe protegerla para que nadie la usurpe. En definitiva, vamos a hablar de la propiedad industrial.


Como es sabido, la propiedad es el derecho que se confiere a su titular respecto de un objeto de usar, disfrutar y disponer del mismo sin más limitaciones  que las impuestas por la ley. Si la propiedad recae sobre una cosa no tangible, estaremos ante las llamadas propiedades especiales, y una de ellas es la propiedad intelectual, regulada fundamentalmente en la Ley 11/1986, de 20 de marzo, de Patentes. Una patente es el derecho de propiedad especial que el titular registral de una invención ostenta sobre la misma, lo que le habilita para su explotación en exclusiva durante un tiempo.

Es tradicional en nuestro país no echar mucha cuenta de estos temas, por aquello del “que inventen otros”. Sin embargo, es muy importante que las ideas que surgen y que permitan algún tipo de explotación económica se protejan adecuadamente.

El otro día tuve la oportunidad de exponer esto mismo a mis alumnos de este año con un ejemplo muy gráfico. Quienes tienen una cierta edad recordarán aquel videoclip de Michael Jackson en el que se inclinaba hacia delante de tal manera que formaba un ángulo de más o menos cuarenta y cinco grados con el suelo; y sin caerse. ¿Cómo lo hacía? Con unos zapatos especiales, al parecer de su invención y que estaban registrados como patente en el Registro correspondiente norteamericano desde 1992, como se puede ver AQUI



Sin embargo, lo mejor del caso es que ese mismo desafío a la gravedad del sr. Jackson ya lo hacía un personaje de la televisión española de nuestra infancia llamado Locomotoro. Pues bien, buscando en internet a Locomotoro, encontré que el actor que lo interpretaba se llamaba Paquito Cano y que ya en 1951, en una película llamada “Esa pareja feliz”, de Berlanga y Bardem, hacía gala de su habilidad frente a la ley de la gravedad. Aquí tenéis el vídeo:




Lo malo es que, muy probablemente, nuestro compatriota no tuvo la “astucia” de patentar el invento que le permitía hacer estos movimientos.



1 comentario:

  1. Interesante comentario y gracias por colgar ese maravilloso video de Paquito Cano, Locomotoro, un genio de la escena, impresionante ese movimiento hacia adelante como una flecha hacia la mesa de la pareja. increíble!!!
    Y a !!espabilarse en este país!! Que hay mucho talento.

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