Cuando Cervantes escribió el Quijote seguramente no se
planteó las cuestiones que multitud de estudios posteriores han destacado de su
obra. Sin embargo, lo cierto y verdad es que los dos personajes de la obra, Don Quijote y
Sancho Panza, son fiel reflejo del carácter de los españoles: soñador uno, práctico
el otro; “desfacedor” de entuertos el
primero (*), hombre prudente el segundo. El resultado es que el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, en su versión digital, define la palabra “quijote”
como “Hombre
que antepone sus ideales a su conveniencia y obra desinteresada y
comprometidamente en defensa de causas que considera justas, sin conseguirlo”.
Pues bien, hoy traigo a colación un
supuesto claro de “quijotismo jurídico”, aunque espero que la última frase de
la definición de la RAE sea errónea, pues espero que tenga éxito mi actuación.
Se trata del famoso descodificador de
Canal Plus. Como quizá alguno haya oído comentar, cuando alguien se da de baja
en Canal Plus, recibe, pasado un tiempo, una carta en la que se le recuerda
que viene obligado a la devolución del aparato. Hasta ahí, nada incorrecto. El
problema surge cuando también exige que se lleve a una determinada dirección –que por
cierto hay que consultar en un teléfono de tarificación especial- o bien pedir
que sea un técnico quien lo recoja y a quien se deberá pagar la suma de veinte
euros más IVA en el momento de venir a recogerlo. Según parece, el técnico lo
recoge y emite algún tipo de documento que posteriormente hay que remitir a la
compañía.
Claro, eso está muy bien si uno está
obligado a ello. Pero, ¿lo estamos? ¿hemos firmado una cláusula que así lo
establezca? Si la hubiéramos firmado, ¿no sería una cláusula abusiva? Máxime
teniendo en cuenta que cuando se contrata el Canal Plus lo más habitual es que
no tenga que pagarse nada por la instalación de los aparatos correspondientes.
En el caso que nos ocupa, del que soy
protagonista en primera persona, la contratación se hizo aproximadamente hace
quince años y el cliente –es decir, quien esto escribe- solicitó copia de su
contrato al recibir la primera carta. La prepotente compañía no sólo no le
remitió el clausulado firmado –al principio, me remitían a la página web para
consultar las condiciones actuales; después dijeron que lo habían solicitado al
departamento correspondiente- sino que pasado un tiempo le envió una nueva
misiva en la que le advertía que si no devolvía el dichoso aparatito, emitirían
un recibo a su cargo por importe 300 euros.
Esta nueva carta fue contestada con un
nuevo correo electrónico –canal facilitado por la propia compañía- en el que se
advertía de la ilegalidad de dicha medida. ¿Y qué piensan mis lectores que
ocurrió? Pues que el cargo en la cuenta del cliente se produjo, a sabiendas de
que no correspondía y sin haber contestado aún a la petición inicial de la
copia del contrato firmado por el cliente.
Y aquí surge D. Quijote, cabalgando de
nuevo para luchar contra los gigantes que, esta vez sí, son gigantes de verdad.
Mientras tanto, Sancho Panza a su lado, le susurra al oído: ¿y si llevamos el maldito
cacharro a donde nos dicen o pagamos el peaje de la abusividad de la cláusula?
(*) Dado que existe un importante volumen de visitas al blog desde países que no utilizan el castellano como su lengua oficial y por tanto utilizarán el traductor, hago una aclaración a la expresión "desfacedor de entuertos". Se trata de la expresión utilizada en el Quijote para definirlo como persona que, dicho coloquialmente, trata de arreglar problemas.
Si cuando hablas de cargo en la cuenta del cliente te refieres a un adeudo en la cta.corriente bancaria, Sancho podría haberle tb. aconsejado al Ingenioso Hidalgo que procediera a su devolución dentro de los dos meses siguientes, y ya trendríamos la pelota en el tejado del Gigante Molino; luego quedaría la baja de la lista de morosos, pero para eso, además de su poca relevancia social, tenemos a Consumo. rr.
ResponderEliminarInteresantísimo artículo! Prece basado en hechos reales...
ResponderEliminarEl Ingenioso Hidalgo Don Alonso Quijano habría dicho: "Amigo Sancho, el honoroso Pentapolín en esta circunstacia no se rendiría!"
Pentapolín también era sabio: D. Quijote no se rindió, pero ... eso lo contaremos otro día.
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