Las sociedades de capital constituyen la forma más utilizada
en la actualidad para ejercer una actividad económica, pues además de la suponer
la limitación de responsabilidad de los socios por las deudas de la sociedad,
permiten una mayor aportación de capital precisamente mediante la unión de los
medios materiales que aportan varias personas.
Dentro de la organización societaria, desempeña un papel
fundamental la Junta General, órgano compuesto por todos los socios que por
tanto asume las competencias en los asuntos de mayor relieve.
Por tanto, una de las mayores preocupaciones del legislador
es conseguir que cuando se convoque la Junta General de socios, éstos puedan
asistir por haber conocido suficientemente la convocatoria. De ahí los
requisitos de forma y plazos que se establecen legalmente.
El art. 173 de la Ley de Sociedades de Capital regula la
forma de convocar la Junta General, previéndose dos formas alternativas al
efecto: o bien mediante anuncio publicado en la página web corporativa de la
sociedad –si existiere con los requisitos legales- o bien mediante publicación
en el Boletín Oficial del Registro Mercantil y en uno de los diarios de mayor
circulación en la provincia en que esté situado el domicilio social.
No obstante, fruto de las reformas recientes tendentes a
abaratar los costes de funcionamiento de las sociedades, el párrafo segundo de
dicho precepto permite incluir en los estatutos sociales alguna otra forma de “comunicación
individual y escrita que asegure la recepción del anuncio por todos los socios
en el domicilio designado al efecto o en el que conste en la documentación de
la sociedad”.
Y en este punto se plantea la posibilidad de la convocatoria
a través de correo electrónico, posibilidad evidentemente barata y acorde con
los tiempos actuales, en que existe multitud de posibilidades para obtener una
dirección de correo electrónico de forma gratuita. Es más, quizá la realidad
social demande un paso más, pues posiblemente haya más personas que tengan un
perfil en determinadas redes sociales (twitter o facebook) que correo
electrónico.
Pero, vayamos por partes y quedémonos con el correo
electrónico.
El tema ha sido objeto de debate en dos resoluciones de la
Dirección General de los Registros y del Notariado muy recientes.
La primera de ellas, de 28 de octubre de 2014 (y que puede
consultarse aquí) tiene por objeto el análisis de unos estatutos sociales en
los que se permite la convocatoria de la Junta General “mediante correo
electrónico dirigido a la dirección electrónica que conste igualmente en el
Libro Registro de Socios”.
El registrador deniega la inscripción por considerar que el
correo electrónico no es un medio que por sí solo asegure la recepción de la
convocatoria por los socios, como exige el art. 173. Y la Dirección General
ratifica dicho criterio al considerar que el sistema estatutario de la junta
analizado “implicaría entender que el envío de un correo electrónico, por sí
solo, supone su recepción por el destinatario, sin exigir prueba alguna de la
efectiva recepción”, por lo que sería admisible “una vez complementado con
algún procedimiento que permita el acuse de recibo del envío (como, por
ejemplo, serían la solicitud de confirmación de lectura, o determinados medios
que permitan obtener prueba de la remisión y recepción de la comunicación
mediante el uso de firma electrónica, etc.)”.
El principal argumento que se utiliza es la contraposición
con el sistema contemplado en los estatutos tipo aprobados por la Orden
JUS/3185/2010, de 9 de diciembre, que se refiere a “procedimientos telemáticos,
mediante el uso de firma electrónica”. No es el momento ni el lugar de entrar
en mayores profundidades sobre lo que supone el uso de la firma electrónica.
La segunda Resolución de la DGRN, de fecha 13 de enero de
2015 (y que puede consultarse aquí), en cambio, no analiza el contenido de unos
estatutos sociales, sino una situación concreta: lo que se califica por el
Registrador es la inscripción de unos acuerdos sociales tomados en una Junta
General, documentada en acta notarial, en la que uno de los socios fue
convocado por correo electrónico.
En esta segunda resolución (curiosamente, dictada por un
nuevo Director General), se admite la convocatoria mediante ese sistema, si
bien entiendo que no se trata de un cambio de criterio respecto de la anterior,
sino de su confirmación. En efecto, en esta segunda resolución, la Junta
General fue convocada mediante un correo electrónico, pero el destinatario del
mismo remitió una comunicación por burofax a la sociedad alegando el defecto en
la convocatoria por haber acudido a ese sistema en vez de a otro (firma
electrónica), lo que de este modo acreditaba la recepción de la convocatoria.
Es precisamente por eso, por lo que la Dirección General, ante un supuesto en
que el socio “ha reconocido paladinamente haberlo recibido con el contenido
objeto de comunicación”, da por convocada correctamente la Junta General y
estima el recurso, revocando la calificación impugnada.
La “moraleja” que podemos obtener de estas resoluciones es
que el Derecho debe avanzar conforme a la realidad social a que debe ser
aplicado, siempre y cuando se salvaguarden las finalidades de las normas que
imponen determinados requisitos.
NOTA.- Sobre la materia, puede consultarse el artículo publicado en la Revista La Ley por el profesor Luceño Oliva "La convocatoria de junta general mediante comunicación individual a los socios. (A propósito de la RDGRN de 8 de julio de 2011)".
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