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martes, 13 de mayo de 2025

Boletines (newsletters) en exceso.

 

 

Como saben mis seguidores, me gusta ser un acaparador de conocimientos. No sólo jurídicos, sino en general. Y eso me lleva a suscribirme a todo tipo de boletines con temas diversos: jurídicos la mayoría, pero también otros sobre inversiones, marketing, inteligencia artificial o literatura.

 

Salvo las jurídicas y las puramente lúdicas (las literarias, básicamente), las demás las suelo mantener porque siempre aparece alguna idea que o bien tiene aplicación práctica en mi vida profesional o bien me da pie a estudiar algún tema que pueda repercutir en mis seguidores.

 

Entre las primeras, y por citar un ejemplo, hubo una que me sugirió una aplicación para convertir las entradas de blog en vídeo y desde hace un tiempo publico algunos en el canal de youtube, como éste: 

 


Entre las segundas, tengo pendiente de escribir de varios temas que me van surgiendo bien en boletines bien en algún podcast que también sigo. Un tema interesante es el del “exit tax”, del que ya he escuchado en dos ocasiones y me parece apasionante.

 

Pero de vez en cuando tengo que “hacer limpieza” y desuscribirme de algunos boletines que en su día me parecieron interesantes pero que, con el tiempo, se vuelven monótonos. Normalmente, porque lo único que hacen es tratar de vender sus productos de pago, sin dar ningún tipo de información útil.

 

Acabo de hacerlo con una newsletter concreta. No voy a indicar el nombre (ya sabéis que se dice el pecado pero no el pecador). Un nombre atrayente, un lenguaje deliberadamente soez, unas referencias vulgares al pasado (la mochila de Pocholo, el Vaquilla y el Torete, Marco y Heidi…) y, sobre todo, una publicidad permanente de su “membresía”; de pago, obviamente. Pero ni una idea aprovechable. Sólo conceptos genéricos y nada más. Es decir, humo.

 

He hecho una prueba. He dejado de leer varios de sus correos, acumulando cuatro. Acabo de ver los 4 al mismo tiempo. El más reciente, simple publicidad de su membresía; otros dos contando una chorrada (por aquello del “copywriting”) y terminando con la publicidad de su membresía; y el último con una clasificación de las personas basada en conceptos generales y con clara profusión de lenguaje soez para hacer atractivo el hilo conductor. Y ¿sabéis cómo termina este último correo? Efectivamente, con la publicidad de su membresía.

 

Frente a este tipo de newsletters-boletines, hay otros como el de Enrique Dans, al que me suscribí hace ya varios años y que leo prácticamente a diario (en realidad, él publica una entrada en su web cada día y recibo el boletín con su contenido al día siguiente; a mí, a veces, se me acumulan). En una de sus entradas, que conservo, se refería a sus boletines y al número de suscriptores que tiene, para concluir que no le importa el número sino que lo realmente relevante es que lo sigan aquellos que tengan interés en leerlo, por lo que su objetivo no es tanto engrosar la lista de personas que reciben su newsletter sino el porcentaje de quienes abren los correos. En definitiva, de la tasa de apertura. Tal y como indica el propio autor en esta entrada que podéis leer completa clickando

 

"¿A qué se debe eso? Básicamente, a que jamás he suscrito a nadie a mis correos. Quien quiere recibirlos, se apunta en la página, tiene que hacer un proceso de doble opt-in, y a partir de ahí, puede darse de baja fácilmente cuando quiera. Si no los abre es porque no quiere, pero sabe que en cualquier momento puede dejar de recibirlos, y sabe que si los recibe, es porque lo pidió expresamente. Tener más suscriptores en la lista no me obsesiona: lo que quiero es que estén suscritos aquellos que tienen interés en recibir mis artículos, sin más".


En ese sentido y por lo que respecta a mi boletín de novedades legales, estoy muy contento porque la tasa de apertura que tengo supera el 60% en cada boletín. Es cierto que el número de personas que lo recibe no es muy alto (en la actualidad, 225 destinatarios), pero lo importante es que más de la mitad está interesado en su contenido, como puede observarse en las estadísticas




 

Por eso, no puedo más que dar las gracias a mis lectores por la fidelidad que supone no sólo darse de alta en una lista de correo (con el riesgo que supone de spam), sino, sobre todo, por seguir interesados en el contenido de las novedades que publico. GRACIAS.

 

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