Esta
frase la leo de vez en cuando en redes sociales y suele acompañar a fotografías
publicadas por abogados y correspondientes a los señalamientos de sus juicios
con dos o tres años por delante. Esta vez he sido yo quien lo ha divulgado
tanto en twitter como en Instagram y ahora voy a hacerlo aquí porque en esos
lugares se pierde a los dos o tres días, mientras que aquí permanecerá,
advirtiendo al lector que esto no es un alegato político y que no se dirige a
ningún Ministro de Justicia en concreto ni a un Gobierno en particular, sino
las simples reflexiones de un Abogado de calle que lleva dedicándose a su
profesión más de treinta años.
Y,
volviendo al tema, lo vamos a decir de manera suave: es una VERGÜENZA que un juicio tarde más de tres años en celebrarse
desde que se interpone la demanda. ¡Quién sabe dónde estaremos dentro
de tres años!
No
es cuestión de culpables. No es un problema de que tal o cual Juzgado vayan con
retraso. No es un problema de que el/la LAJ de ese Juzgado sea más o menos
activa o de que los funcionarios lleven más tiempo en el juzgado o menos. No. Es una simple cuestión de números.
Si tenemos 25 juzgados (no sé el número real), el juicio tarda tres años. Si
tuviéramos 35 juzgados, tardaría dos años. Si tuviéramos 45 juzgados, tardaría
un año.
Por
tanto, la solución es fácil. Es necesario dotar de medios a la Justicia para
que este tipo de situaciones no se mantengan en el tiempo. No son admisibles.
Quizá
alguno de los que lea esto piense que “ya están otra vez los abogados quejándose de
sus problemas”. No. El problema no es de los abogados. El problema es de los ciudadanos que, en
un estado de Derecho, sólo tienen un cauce para ejercitar sus derechos: acudir
a la Justicia. Y volvemos al principio: Justicia tardía no es Justicia.
Estoy
seguro de que cuando los ciudadanos se den cuenta de que este es SU PROBLEMA y no el de los
abogados, los representantes de los ciudadanos tomarán nota y arreglarán un
problema que lleva demasiados años pendiente de solución.
Mientras
los sucesivos Ministros de Justicia que hemos tenido, tenemos y tendremos en el
futuro, no decidan de una vez dotar de medios humanos y materiales a los
Juzgados, el problema seguirá sin solucionar. Y dotar de medios humanos y
materiales no es más que poner más dinero en la Justicia. No hacen falta parches,
no hacen falta gestos como declarar hábil parte del mes de agosto o declarar
inhábil ahora tres días en Navidad (por cierto, espero que algún día alguien
nos explique las razones por las que el mismo Ministro ha tomado ambas
decisiones tan contradictorias con una diferencia temporal de apenas nueve
meses), no hacen falta tantas reformas legales “de telediario”. Lo único
que hace falta es DINERO. Poner dinero para que haya más medios humanos y
materiales para que la Justicia sea más rápida, porque además, eso
redundará en beneficio de todos. Por tanto, el problema es de asignación de
recursos, porque el presupuesto es limitado. Como nos enseñaron nuestros padres
en los años 70, si queremos gastar más en esto, hay que gastar menos en eso.
Muy simple.
De
momento, como no queda otra más que la resignación, ya he inaugurado una página
de mi agenda (en papel, claro), situada al final y tras los juicios ya
señalados para el 2022 (que, de momento, son 3), que incluye los señalamientos
para el año 2023 y siguientes y ya he hecho la primera anotación en ella.
Sigo comprobando que me estoy convirtiendo en "influencer" (es broma pero al final me lo voy a creer): entre los comentarios pendientes de moderación de esta semana me encuentro uno de un bloguero que tiene unos quince blogs o más relativo a las fotografías en general e incluyendo un enlace a la web de un perito informático. Desde luego, es original, pero lo lamento, no voy a hacer publicidad a nadie. Eso sí, el "ego" de influencer asciende hasta el infinito y más allá.
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