El tema del marketing me
resulta interesante. Aunque soy profesional de un sector tradicionalmente
reacio a la publicidad y sus manifestaciones, hace tiempo que ese carácter quasi-sacramental del abogado pasó a la
Historia. Ahora, tenemos que conciliar el ejercicio tradicional con la
presencia en redes sociales y, por tanto, sufrir la esclavizada exposición
pública que nos imponen.
Pero todo en su justa
medida, por favor.
En los últimos tiempos –y
salgo ya del sector jurídico- venimos sufriendo el acoso de unos beligerantes
publicistas que irrumpen en nuestras vidas. Además, hemos pasado de las
llamadas pesadas de las tres de la tarde del “pobre” comercial - de quien sientes pena por despacharlo como
puedas- a unas llamadas automatizadas en las que una voz claramente artificial
te informa, por ejemplo, que han recibido tu currículum, lo cual es totalmente falso. No presento un curriculum a una empresa desde 1989 y,
sin embargo, prácticamente me llaman todos los días de una empresa llamada “infojobs” (o algo parecido) con ese
mensaje enlatado y artificial.
El acoso telefónico no es
el único. También utilizan el correo electrónico. Yo suelo recibir unos
mensajes de una empresa ofreciéndome aparecer en medios digitales, lógicamente
a cambio de precio, sobre lo que ya escribí anteriormente en una entrada
llamada “Todo el mundo tiene derecho aganarse la vida, … incluso los bots”.
Hace un par de días,
recibí un correo –que no fue redirigido a spam- que da un paso más allá. Se
titulaba Gracias por
registrarte en nuestro webinar "Workflows y validación de contratos con
IA" del 25.09.2025.
Como pueden imaginar mis lectores, recibir
esto un día 1 de septiembre después de un mes de agosto de “desconexión” te puede resultar extraño,
pero no totalmente imposible. Es decir, entra dentro de lo posible que me
registrara en el mes de julio en un webinar
y que pasado un mes de vacaciones no lo recordara.
De ahí que contestara al correo con un escueto
“Buenas tardes, ¿podría indicarme cuándo me he registrado en el webinar? Un
saludo”.
La verdad es que no
esperaba contestación, porque aunque es posible que la memoria no me alcance
para saber si me he apuntado a un webinar
un mes antes y tras la desconexión agosteña, lo que sí tengo claro es que los “workflows” y su validación con IA no
tienen el más mínimo interés para mí; de hecho, debo confesar que –posiblemente
como otros muchos ciudadanos- no tengo ni idea de a qué se refiere.
Sin embargo, la persona
que figuraba como remitente del correo me contestó pasados unos minutos, con la
siguiente respuesta:
Hola Joaquín,
Gracias por tu mensaje, en efecto no
te has registrado al webinar, el
problema se debió a un fallo del CRM, que en nuestro caso es Hubspot, no te preocupes que no recibiréis más
emails sobre este tema, ya el problema Hubspot lo ha solventado.
Nota: solo en caso que quieras registrarte, te dejo el enlace de
inscripción: (lo omito para que no aparezca el pecador)
Gracias y disculpa la confusión.
La persona que aparece
como remitente del correo se identifica en su antefirma como “Marketing Director” y el análisis de su
contestación no presenta desperdicio:
1. En
primer lugar, me tutea. Debe ser la política de su empresa porque yo no la he
autorizado a ello y tampoco, que yo sepa, he comido en su mesa o ella en la mía.
Tampoco vale la pena quejarse por ello porque lo del tuteo como política de
empresa se ha impuesto y, además, cuando nos llaman para vendernos algo, a mí
me sirve como excusa para declinar amablemente su oferta (si no me conocen de
nada y me tutean, el producto o servicio que venden no puede ser “confiable”).
2. Pero
lo más llamativo es el “no pasa nada”,
es un error del CRM y de Hubspot, “pelillos a la mar” que se decía
antes. Y, además, oye que si quieres apuntarte aquí tienes el enlace.
No sé qué opinarán los
expertos en marketing, supongo que dirán que es correcto, pero a mí una empresa
que se dirige a mí para “venderme” un
producto de esta forma tan vulgar, no me inspira confianza alguna y no sólo no
voy a asistir a este webinar – que ni
siquiera sé si es gratis o con coste- sino que, además, si me vuelve a llegar
un nuevo correo de ellos les pediré amablemente que me den de baja en sus
archivos.
El segundo correo de la
directora de marketing no lo contesté, no valía la pena perder el tiempo en
ello. Y si no le pedí que me indicara de dónde había obtenido mi dirección de
correo electrónico –aunque estoy seguro de que será una base de datos de esas
ilegales que se venden por muy poco dinero- es porque en realidad este dato, en
mi caso, es público y puede obtenerse en multitud de páginas web.
¿Qué piensan mis lectores
sobre el tema? ¿Reciben este tipo de campañas agresivas de marketing? Quedo a
la espera de vuestros comentarios al respecto.
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